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Cinco maneras de salir de Autoayudalandia

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Les estoy contando a los lectores de la newsletter cuál ha sido la trayectoria vital y profesional que me ha llevado a querer iniciar este proyecto. También les explico que escribir aquí me genera cierta mezcla de sentimientos positivos y negativos. Por una parte, veo que la gente sufre y me encantaría disminuir en algo ese sufrimiento. Por otra, en un universo saturado de libros, cursos, talleres, terapeutas y coach de Psicología y Autoayuda (en adelante, PyA), no es que no tenga claro que pueda aportar algo nuevo, sino que ni siquiera sé si será beneficioso.
Me explico.

(longitud restante: 1101 palabras - tiempo estimado de lectura: 3 minutos y 35 segundos)

El bienestar se ha convertido en un objeto de consumo como cualquier otro. La sociedad de consumo se basa en mantener un equilibrio delicado entre satisfacción e insatisfacción. Sabe que la mente humana funciona así: deseamos algo hasta que lo tenemos, luego experimentamos un breve momento de satisfacción y enseguida queremos algo nuevo. Por eso el mercado se diversifica de la forma en que lo hace. Por eso salen a la venta nuevas versiones, distintos colores, modelos con cambios mínimos sobre el anterior.

La idea clara que transmite la sociedad de consumo es que mientras más, mejor. Para qué tener una chaqueta pudiendo tener cuatro. Para qué tener un par de zapatos pudiendo alternar entre planos, botas, tacones, bailarinas y mocasines. El peligro de esta idea trasladada al mundo del bienestar es que para construir un negocio que funcione, el cliente nunca debería estar satisfecho. Mientras más libros, cursos, talleres y consultas consuma, mejor para el negocio. 

Hace algún tiempo leí en un artículo que el tiempo que la gente pasaba viendo programas de cocina era inversamente proporcional al que pasaban cocinando. Por algún motivo, el hecho de ver cómo se cocina hace que creamos que realmente estamos cocinando más o, por lo menos, poniendo más de nuestra parte para hacerlo. Me pregunto si no existirá un mecanismo parecido en el mundo del crecimiento personal; si no correremos el riesgo de pensar que estamos viviendo mejor sólo por leer o aprender cómo vivir mejor.

La Pura Vida no tiene, en mi opinión, nada que ver con los libros, y mucho menos con los blogs o con las redes sociales. Está hecha de actividades reales en el mundo real, de contacto verdadero con gente de carne y hueso. A mí me encanta Internet. Soy una de esas personas que saca el smartphone cada diez minutos para ver qué hay de nuevo, y cuando se cae al suelo, le doy besitos y le pido perdón. Utilizo las redes sociales y Skype, tengo varios blogs. Aun así, nada de eso puede compararse con un día escalando, una buena conversación frente a un café o una noche de sexo.

La terapia ideal para mí es la que produce cambios reales. Cambios que los demás pueden observar y atestiguar. Nada de cambios interiores y misteriosos que consisten en reducir ligeramente esa ansiedad difusa que nos atenaza. Yo me pongo contenta si un paciente me dice que está más tranquilo, pero me pongo aún más contenta si sé que ha empezado a ir al gimnasio, se ha atrevido a hablarle a la chica que le gustaba o ha dejado de vomitar después de comer. Eso son cambios y eso es vida.

Aplica la regla del 90/10 en tu consumo de autoayuda y psicología. Menos es más. Mientras menos reglas, instrucciones, conocimientos y ejercicios tengas que integrar en tu vida, más tiempo tendrás para vivirla. Pasa un 10% del tiempo aprendiendo teoría y un 90% poniéndola en práctica. No leas más de dos o tres post seguidos de éste o de cualquier blog. Por mi parte, me comprometo a proporcionarte siempre ideas que puedas poner en práctica lo antes posible y a darte una virtual patada en el culo para que salgas al mundo. Tú comprométete a actuar en la esfera real antes de seguir avanzando en la virtual.
 
Aquí te dejo cinco ideas para que autoayudalandia no te atrape.

1. Examina los libros de PyA que tienes en tu estantería. ¿Cuánto de ellos has puesto verdaderamente en práctica? ¿Cuántos se han traducido en cambios reales en tu día a día?

2. Observa los que no cumplen esos requisitos. ¿Es un error de planteamiento? ¿Son poco prácticos? Si es así, deshazte de ellos. Lo digo en serio: sal ahora de casa y tíralos literalmente a la basura. O regálalos. Tú no has pagado para perder el tiempo. 

Si piensas que el problema es tuyo, selecciona aquellos que aún crees que podrían ayudarte a vivir mejor y comprométete a no comprar ninguno nuevo hasta que no hayas experimentado en la Vida Verdadera con lo que esos te proponen.

3. Analiza el tiempo que pasas en clases, talleres o terapias destinadas a hacerte sentir mejor. ¿Están influyendo positivamente en el resto de tu vida? ¿Eres capaz de trasladar lo que aprendes allí a la Vida Verdadera? Si no es así, bórrate.

4. Si estás yendo a terapia, reflexiona también sobre los cambios que ésta ha introducido en tu vida. Todos salimos mejor de la consulta del psicólogo. Que nos escuchen es agradable, y que alguien nos preste toda su atención nos reconforta. El problema es que ese bienestar se diluye pronto. Una semana tiene 168 horas. Está bien que la del psicólogo sea agradable, pero pregúntate qué está pasando con las restantes 167.

5. Apúntate a una actividad que no tenga nada que ver con la mejora personal, simplemente por el hecho de disfrutar el rato que pasas en ella.  Casi todo puede ser terapéutico si se practica con la energía y el compromiso suficientes. Si un paciente me plantea que no sabe si seguir jugando a fútbol los miércoles con los colegas o asistir a una terapia de grupo, yo le diría: juega a fútbol. ¿Qué hay más terapéutico que eso? Estás con gente, haces deporte, sueltas tensiones y te ríes. Aprendes sobre trabajo en equipo, relaciones humanas y gestión del esfuerzo. Vamos a terapia para vivir mejor; no dejemos lo que nos hace vivir mejor para ir a terapia.

Ojo, que creo que pasar un 10% del tiempo en Autoayudalandia sí es beneficioso. Seguir aprendiendo y llevar cierto registro de nuestra trayectoria y decisiones es necesario. Debemos reservar parte de nuestro tiempo para reflexionar sobre la vida que llevamos y no encontrarnos con que nos hemos perdido dejándonos llevar por la rutina. Pero mantengámoslo en ese 10%.

Estamos en constante búsqueda de refuerzo y de reafirmación. Convertirnos en consumidores compulsivos de autoayuda y psicología tiene que ver con querer traer al presente lo que sólo podrá darse en el futuro. Hay una frase que me gusta: “Cuando el dedo señala a la luna, el imbécil mira al dedo”. Este post es un dedo. Ahora mira a la luna.


Vamos a hacer cambios importantes en el blog pronto. Si quieres estar enterado, haz clic aquí para apuntarte a la newsletter. Allí envío material no necesariamente mejor que éste, pero sí diferente, y también voy contando a mis jipis por dónde van a ir los tiros en este proyecto.

Recuerda que los enlaces son la moneda de Internet, así que si te ha gustado, da las gracias compartiendo :)

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